Desconfío, como Santo Tomás, de todas las retiradas de medicación por sus terribles efectos adversos. Curiosamente, el pastel se descubre cuando queda poco tiempo para que venza la patente y comiencen los genéricos (caso más reciente, el clopidogrel). O tras años y años de rumores sobre tal o cual efecto adverso, con estudios interminables (¿quién recuerda cuando finalizan la causa de su origen?) que muchas veces ocasionan limitaciones en la prescripción o (las menos) la retirada del mercado del fármaco (caso recientísimo, la rosiglitazona).
¿Y ahora? Balones fuera. Los pacientes que actualmente se encuentren en tratamiento con Avandia®, Avandamet® o Avaglim® deberán ponerse en contacto con su médico para que este pueda prescribirle el tratamiento alternativo más adecuado en cada caso concreto. ¿Con su Endocrin@, que seguramente fué quien inició el tratamiento? ¿Con su médic@ de cabecera, que le hace las recetas periódicamente? Tratamiento alternativo sí pero, ¿cuál y cómo? ¿Tienen que enterarse siempre l@s pacientes a la vez que el personal sanitario? ¿Nadie se da cuenta de la cantidad de dudas que tendremos que resolver sobre la marcha, con pacientes preocupad@s por las posibles consecuencias del tratamiento que han estado tomando hasta ahora? ¿Hubiera pasado algo por informarnos 2 o 3 días antes que a la población general? ¿A alguien le parece normal que la primera información que hemos recibido haya sido a través de los medios de comunicación?
Demasiadas preguntas, pocas respuestas.
SEGURIDAD SOCIAL
Compa una ojeada a la historia del tto de la diabetes 2 y la forma de comercializarse los "nuevos avances" te pueden dar pistas.
ResponderEliminarRosi a la que seguirá la pio, insulina inhalada, inh.de DPP-4 y sin embargo aunque aportan conocimiento resoecto a la fisiopatología, como mucho "no son inferiores a lo conocido", salvo en el precio.
Llegados a la fase de inutilidad de metformina y sulfonilureas, se debe iniciar insulina. Nada nuevo bajo el sol, de momento.